Mis textos ultimamente han sido demasiado desenfrenados, sin limitar a mi pensamientos, sin analizar aquello que voy a escribir, Quizá por lo mismo se sientan demasiado espontáneos y aleatorios. Como si no tuvieran sentido alguno. Ya logre liberar a mi corazón de su ataduras auto-impuestas, ahora me falta darle un enfoque a mi energía. Centrar mis capacidades creativas en una meta. ¿Pero como? Siempre que doy forma a la primera oración lo hago sin pensar en el futuro, dejando que mi personalidad haga lo que desee con el lápiz y el teclado. Esto me afecta demasiado en la narrativa. Según creía soy una persona que piensa demasiado a futuro... ¿Porque ahora no le puedo dar un destino a mis viajes mentales de (pseudo)escritor? Esta bien que la travesía y las experiencias que se viven en ella son la parte mas importante de cualquier historia pero tiene que existir un objetivo. Dejenme darle a la segunda mitad de la oración anterior una redacción que se acomode más a mi personalidad: ¿Tiene que existir un objetivo? ¿No existe el escribir por el disfrute del escribir? ¿El leer por el disfrute del leer? Nunca me atrevo a dar respuestas a mis propias preguntas. Algunos autores han afirmado que la literatura esta ligada a una responsabilidad social; y hasta cierto punto están en lo correcto. Sin embargo yo siento que todo arte debe llegar a planos superiores a los prácticos y mostrarse como un camino hacia lo "espiritual". El descubrimiento de la verdadera naturaleza del ser humano y la definir el concepto del "alma".

¡Jaque mate! Dentro de mi relatividad existe una finalidad. Aunque sea demasiado abstracta y abierta llegar a una conclusión ya es toda una ganancia para un indeciso como yo. Ahora solo me falta fundamentarla y darle cimientos resistentes a mi filosofía como autor. Estoy lejísimos de la meta: ¿Verdad?

Esuchando Ahora: "ZEGEN VS UNDERCOVER" de Number Girl