¿Porque soy aficionado a la animación japonesa? ¿Como muchos otros adoro los estéticos diseños de ojos gigantes, rostros agudos y delgados cuerpos dinámicos? ¿Acaso soy de aquellos(as) que idolatran ilustraciones de chicas hermosas y hombres andróginos como la más alta expresión de la belleza? ¿O sencillamante admiro las libertades que ciertos estudios suelen dar a sus directores, escritores y animadores en un país donde la animación no es al 100% un negocio para entretener a los niños? Aunque sigo sin comprender porque mi estilo de escritura depende tanto de un recurso literario tan sobre-utilizado como el de las preguntas si respuesta; estoy seguro que FLCL representa todo lo que admiro del denominado animé.

Lanzada en Japón como una serie de OVA's, animación original en vídeo, la producción, colaboración de los influyentes estudios Gainax e IG, es en un máximo resumen de su argumento una tradicional historia de la entrada a la madurez. Sin embargo, gracias a un guión, Yoji Enokido, de ciencia ficción lleno de simbolismos y buena plantación, un ritmo veloz, fresco y despreocupado y una dirección, Kazuya Tsurumaki, inmadura que se deja llevar por la historia y divaga por los rincones de la narrativa; brilla por sobre todas las demás con su estilo bastante peculiar.

La historia gira alrededor de Naota, un pequeño solitario en una pequeña ciudad japonesa con una vida relativamente caótica que el ya reconoce como cotideana. Su "normal" vida da un giro de 360 grados cuando es atropellado por Haruko, una extraña mujer de cabello rosado que dice ser parte de una organización de defensa interestelar, mientras era acosado por la ex-novia de su hermano mayor, la nihilista y depresiva Mamimi. La realidad como la conocía se torna en un panorama de pesadilla no solo por encontrar su cabeza literalmente en el centro de una guerra interestelar, sino por el comienzo del descubrimiento de sus propios sentimientos.

Más allá del mensaje que se intentaba transmitir, FLCL vale la pena por la experiencia misma que representa el seguirla. No solo es técnicamente impecable, su calidad artística también es excelente. Conjuga estilos de animación tan diversos y los mueve como en un baile al ritmo de la excelente banda sonora a cargo de The Pillows que ser testigo de incluso el más pequeño movimiento resulta todo un placer visual.

A lo largo de los seis episodios se mantiene un ambiente desenfrenado que en su demencia y despreocupación le da hogar a mi corazón. Un lugar donde toda duda es eliminada por las melodías atmosféricas de The Pillows y el futuro tedioso se hace interesante gracias al golpe de una Rickenbacker en la cabeza.

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