Mis llamadas, a falta de un mejor termino, creaciones literarias tienden a ser realmente desenfrenadas. Cuando escribo lo que intento liberar en mis palabras toda la energía que por mi personalidad apática se acumula en mi interior sin un lugar al cual escapar. Siempre que me veo frente a un papel en blanco comienzo a garabatear dejando que la música me guíe sin rumbo por los profundos rincones de mi personalidad. Me pierdo en el infinito y cada nota me acerca un poco más a ese espiral de oscuridad que conduce hacia la nada. Con delirios de persecución y pesadillas de desesperación.

Los demonios humanos consumen mi alma sin piedad. Puedo sentir sus mordidas en mi corazón. Puedo sentir como digieren mis sentimientos. Y me saborean. Destruyendo todo recuerdo placentero se encargan de que los condenados pierdan cualquier esperanza. "No puedo escapar." La sangre salpica mientras mis brazos vuelan por los aires. Hay mordida tras mordida. Me abren el estomago, beben mi sangre. Y grito. Y disfrutan mis lamentos. ¿Esperanza? Que es eso. Aquí solo existe el dolor. Es manjar digno de reyes el espíritu humano. Escurre saliva golosa de sus dientes. Continúan comiendo como si no hubiera un mañana. ¿Mañana? ¿Futuro? ¿Existe algo así?. Y bailan. Y se visten con mis interiores. Riendo, jugando, cantando. Abandonan los huesos y queman los restos. Pero es en el fuego renace el fénix. De las cenizas se levanta el ave legendaria. Sin olvidar su pasado. Con el sufrimiento aún presente. Porque el valeroso no es quien vuelve a comenzar, es quien puede continuar.

Esuchando Ahora: "'Stars and Sons" de Broken Social Scene